El nuevo libro de Michelle Obama, The Look, ofrece una mirada convincente a cómo las Primeras Damas históricamente han utilizado la moda para moldear su imagen e influir en la percepción pública. Esta lente resalta la importancia de las elecciones de moda de Melania Trump durante su etapa como Primera Dama, que, si bien son marcadamente diferentes de las de sus predecesores, subrayan el papel cambiante de la moda en la Casa Blanca.
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Un enfoque diferente: la moda como comunicación
El historiador de la moda Einav Rabinovitch-Fox observa que el uso de la ropa por parte de Melania Trump difería significativamente del de las Primeras Damas anteriores. A diferencia de quienes empleaban la moda para transmitir mensajes específicos o construir una narrativa, el estilo de Trump parecía más individualista, impulsado por preferencias personales más que por una comunicación estratégica. Esto no quiere decir que sus decisiones carecieran de impacto; más bien, reflejaron un enfoque diferente del papel.
Como señaló Rabinovitch-Fox, Trump no era conocida por hablar en público, lo que hacía que sus elecciones de moda fueran aún más importantes como forma de comunicación. Aprovechando su experiencia como ex modelo, utilizó hábilmente la ropa para transmitir un mensaje, a menudo de indiferencia ante las críticas.
La chaqueta “Realmente no me importa”: un momento controvertido
Uno de los momentos más memorables y polémicos en las elecciones de moda de Trump fue su visita en 2018 a la frontera con Estados Unidos. Mientras estaba allí para abordar la controversia en torno al tratamiento de los niños en los centros de inmigración, llevaba un abrigo verde militar de Zara adornado con las palabras: “Realmente no me importa, ¿a ti?”.
La reacción inmediata fue intensa y muchos cuestionaron su sensibilidad y juicio. En respuesta, Trump afirmó que la chaqueta era simplemente una forma de demostrar su falta de voluntad para dejarse influenciar por las críticas de los “medios de izquierda”. Si bien es controvertido, el incidente resalta el potencial de la moda para convertirse en un pararrayos para los comentarios políticos y sociales.
La disputa por la portada de Vogue
Más allá de momentos específicos, Trump también enfrentó un problema persistente con la revista Vogue. En particular, no recibió un artículo de portada durante su mandato como Primera Dama, un privilegio otorgado a Michelle Obama y Hillary Clinton antes que ella.
Trump criticó públicamente a la revista, acusándola de parcialidad y sugiriendo que su negativa a aparecer en la portada era consecuencia de sus preferencias editoriales. Su postura alimentó un debate sobre el papel de las publicaciones de moda en la configuración de la imagen pública de las Primeras Damas y el posible impacto político que puede tener.
Un reflejo de tendencias más amplias
La preferencia de Trump por la alta costura europea sobre los diseñadores estadounidenses contribuyó aún más a su imagen distintiva. Sin embargo, su estética elegante y personalizada se convirtió en un elemento característico de su estilo. Rabinovitch-Fox sugiere que las elecciones de Trump no sólo reflejaron su gusto personal sino que también proporcionaron una lente a través de la cual ver la actual administración política.
Las Primeras Damas comprenden cada vez más el poder de la moda y su papel en la configuración de una imagen pública. Se esfuerzan por construir una imagen que represente tanto al país como la agenda de su marido. La experiencia de Melania Trump subraya las complejidades y la dinámica cambiante de la moda y la política dentro de la Casa Blanca, dejando una huella duradera en el discurso en torno al papel de la Primera Dama.
